Bebé sonriendo durante una sesión de fisioterapia pediátrica en clínica especializada en Madrid

Fisioterapia pediátrica, el apoyo que tu peque necesita

La fisioterapia pediátrica es una especialidad que se centra en el desarrollo motor y funcional de los niños desde que nacen hasta la adolescencia. No se trata solo de tratar patologías, sino también de acompañar a cada peque en su crecimiento, ayudarle a superar dificultades y, en muchos casos, prevenir problemas futuros.

A veces, los bebés presentan retrasos en el desarrollo motor (como no girar a tiempo, no gatear o caminar más tarde de lo esperado), o nacen con alguna condición como parálisis cerebral, tortícolis congénita o displasia de cadera. Otras veces, hay niños que han sufrido lesiones, como fracturas o cirugías, y necesitan apoyo para recuperar la movilidad.

También vemos muchos peques con problemas de coordinación, equilibrio o dificultades posturales que pueden afectar a su día a día: en el cole, al jugar o incluso al dormir. En todos estos casos, la fisioterapia pediátrica es una herramienta clave para mejorar su calidad de vida.

Beneficios de la fisioterapia en niños

Los beneficios de la fisioterapia en niños son muchos y muy variados. No solo hablamos de mejorar la fuerza o la movilidad, sino también de cosas tan importantes como la autoestima, la independencia o la capacidad de interactuar con su entorno.

Algunos de los más importantes, son por ejemplo la mejora del desarrollo motor, que ayuda a alcanzar los hitos del desarrollo a su debido tiempo (como sentarse, gatear o caminar), la prevención de complicaciones en niños con enfermedades neurológicas o musculares, y así evitamos deformidades, contracturas o retracciones, también logramos una mayor autonomía, ya que el niño aprende a moverse por sí mismo, a vestirse, jugar o participar en actividades escolares.

Otro aspecto muy importante de la fisioterapia pediátrica es que ayuda también en casos de lesiones o posturas inadecuadas a reducir el dolor, y por todo lo anteriormente mencionado y muchos otros motivos, mejora la calidad de vida, tanto para el pequeño como para la familia.

Y lo más bonito de todo es que, muchas veces, el niño ni siquiera siente que está «en tratamiento». Jugamos, nos reímos y pasamos un rato agradable mientras trabajamos en su recuperación.

Problemas más comunes en los más pequeños

En consulta vemos una gran variedad de casos, pero hay algunos problemas que aparecen con más frecuencia:

  • Retrasos en el desarrollo motor: bebés que tardan en sujetar la cabeza, voltearse, gatear o caminar.
  • Tortícolis muscular congénita: el bebé gira siempre la cabeza hacia un lado, y eso puede afectar al desarrollo del cráneo y la postura.
  • Pie zambo o equino: una malformación en los pies que necesita un abordaje temprano.
  • Parálisis braquial obstétrica: ocurre al nacer y afecta al movimiento del brazo.
  • Displasia de cadera: cuando la articulación de la cadera no se forma correctamente.
  • Escoliosis infantil: una curvatura anormal de la columna.
  • Síndromes genéticos o trastornos neurológicos como el síndrome de Down, espina bífida o parálisis cerebral.

Cada caso es único, por eso la fisioterapia pediátrica no es una fórmula mágica universal. Adaptamos cada sesión a las necesidades y capacidades del peque.

¿Cuándo llevar a tu hijo a fisioterapia?

Una de las preguntas más comunes que recibimos es: “¿Cuándo debo preocuparme?” Y mi respuesta suele ser: más que preocuparse, se trata de observar. Si notas que tu hijo no se mueve como otros niños de su edad, si le cuesta seguir el ritmo, si siempre se cae o se cansa muy rápido, puede ser el momento de consultar.

También es importante actuar si el pediatra detecta algún signo de alerta, como asimetrías, hipotonía (falta de tono muscular), rigidez o movimientos involuntarios.

Terapias adaptadas a cada edad

Una de las maravillas de la fisioterapia pediátrica es que se adapta a la etapa evolutiva del niño. No es lo mismo tratar a un bebé de 6 meses que a un niño de 5 años o a un preadolescente de 12. Cada uno tiene sus propias necesidades, tiempos y forma de aprender.

Por ejemplo con los bebés trabajamos mucho en el suelo, con juegos sensoriales, estímulos visuales, música y movimientos suaves, con niños pequeños, usamos circuitos, colchonetas, pelotas, y convertimos cada ejercicio en un juego, mientras que con los mayores, podemos introducir ejercicios más técnicos, incluso con herramientas como el TRX, plataformas de equilibrio o bandas elásticas.

Lo fundamental es que el niño se sienta cómodo y motivado. Si él se divierte, la terapia funciona mejor.

Ejercicios de fisioterapia para niños

Una de las preguntas del millón: ¿qué tipo de ejercicios hacemos con los niños? Bueno, hay un mundo de posibilidades. Los ejercicios niños fisioterapia varían mucho según la necesidad de cada peque, pero te doy algunos ejemplos para que te hagas una idea.

  • Juegos de arrastre y gateo: para estimular la coordinación, el tono y el equilibrio.
  • Pistas de obstáculos: para trabajar fuerza, planificación motora y resistencia.
  • Ejercicios en colchoneta: como volteretas, giros, sentadillas suaves o desplazamientos laterales.
  • Saltos en cama elástica o mini trampolín: ideales para el equilibrio y la propiocepción.
  • Pelotas terapéuticas (fitballs): para ejercicios de control postural y fortalecimiento del tronco.
  • Ejercicios respiratorios: en niños con patologías respiratorias, enseñamos técnicas para mejorar su capacidad pulmonar.

Y todo esto, como te imaginarás, con juegos, cuentos, música, circuitos… La creatividad no tiene límites.

El papel de los padres en la terapia infantil

Y ahora vamos a un punto clave: los papás y mamás. En la terapia infantil fisioterapia, los padres no son simples acompañantes. Son parte esencial del proceso.

Cómo apoyar el progreso del niño

El apoyo es un aspecto fundamental para que el progreso del niño vaya viento en popa y todo sea lo más favorable posible, por lo que es muy importante que se observe sin presionar, cada cual tiene su ritmo, hay que acompañar al peque sin causarle ansiedad.

Otro aspecto muy importante es repetir en casa los ejercicios recomendados, que ojo, no se trata de montar un gimnasio en casa, si no de integrar los movimientos y juegos para ayudarle en la rutina diaria. Hay que mantener la motivación y celebrar cada logro, por pequeño que parezca, un paso, una nueva postura o una mejoría en el equilibrio merecen ser reconocidos y celebrados.

Ya que estamos buscando una recuperación o rehabilitación de los más peques, es fundamental crear un entorno que favorezca el movimiento, ya sea dejando un espacio específico para jugar en el suelo, darle juguetes que le ayuden o estimulen el movimiento, evitar el uso excesivo de pantallas, y es muy importante que se mantenga una comunicación constante con el fisioterapeuta, así podremos entender mejor los objetivos de cada paso y resolver cualquier duda que podamos tener, porque nadie nace aprendido. 

El trabajo en equipo (niño-familia-terapeuta) es la clave del éxito. Cuando todos remamos en la misma dirección, los avances llegan, y suelen ser sorprendentes.

La fisioterapia pediátrica es mucho más que un tratamiento físico. Es una forma de cuidar, de acompañar y de potenciar las capacidades de cada niño. No se trata de que todos los peques sean iguales, sino de que cada uno pueda alcanzar su máximo potencial, a su manera y a su ritmo.

A veces, una pequeña intervención a tiempo hace una gran diferencia.

Y recuerda, con paciencia, cariño y juego, todo sabe mejor.

Un equipo a tu lado durante todo el proceso

Si tienes dudas sobre el desarrollo de tu hijo, si crees que podría beneficiarse de una valoración o si simplemente quieres acompañarlo mejor en su crecimiento, no dudes en consultar.

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